El amor llega a aquel que espera, aunque lo
hayan decepcionado, a aquel que aún cree,
aunque haya sido traicionado.
A aquel que todavía necesite amar, aunque antes
haya sido lastimado, y a aquel que tiene el coraje
y la fe para construir la confianza de nuevo.
El principio del amor es dejar que aquellos que
conocemos sean ellos mismos, y no tratarlos de
voltear con nuestra propia imagen, porque
entonces solo amaremos el reflejo de nosotros
mismos en ellos.
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